A la hora de ponerte a los mandos de un scooter eléctrico es en lo esencial, lo mismo que conducir uno de gasolina. Sin embargo, sí que hay rasgos que llaman la atención a quienes lo hacen por primera vez y que debes tener en cuenta. Las motocicletas eléctricas cero emisiones son ya una realidad aceptada cada vez más por los usuarios de motocicleta en las ciudades.
Algunas de las diferencias son:
1. Moverse sin ruido
Los scooter eléctricos son ideales para desplazamientos urbanos.
Lo que más sorprende en un principio es circular emitiendo el único sonido de un leve silbido. Aunque ya los más modernos scooters de gasolina Euro 4 y Euro 5 no son ruidosos, con una moto eléctrica de estas características el ruido es nulo.
El silencio cuándo conduces un scooter eléctrico nos permite percibir mucho mejor lo que ocurre alrededor. Pero precaución porque por lo contrario, los peatones y demás vehículos no nos oirán. Es por ello que los vehículos eléctricos deben, por exigencia legal, generar algún tipo de ruido que avise de su presencia, algo a lo que de momento están obligados los scooters eléctricos.
2. Control de la autonomía
Los usuarios de motos eléctricas recargan su vehículo en una conexión. El scooter eléctrico exige una atención extra al control de la autonomía mayor que el que requiere una motocicleta de gasolina.
En un scooter eléctrico la acción de repostar es más compleja, la recarga del vehículo eléctrico ocupa mayor tiempo. La mayoría de los modelos de scooter eléctrico tienen un modo “ultraeconómico” o también llamado tortuga que se activa de forma automática limitando al máximo la velocidad y la aceleración cuando el sistema entiende que la batería está en las últimas.
3. Sacar partido de las ventajas administrativas
Las motos eléctricas no tienen restricciones de circulación por las zonas de bajas emisiones.
Estos vehículos eléctricos de movilidad personal acceden a zonas restringidas al tráfico del centro de las ciudades e incluso aparcan gratis. Aún así, es conveniente informarse en cada localidad de las excepciones que afectan a estos vehículos así como de las ventajas municipales que comportan.
4. Utilizar correctamente los modos de conducción
El modo Eco permite optimizar el consumo y la autonomía. Todos los modelos de scooters eléctricos disponen de varios modos de conducción; llamados generalmente “sport” en el que las prestaciones no están limitadas pero el consumo es mayor, “urban” pensado para moverse en los registros de la ciudad y “eco” para ahorrar energía. Suele haber un modo de ultra-ahorro, como comentábamos anteriormente que trabaja cuando la batería está por debajo del 10/15%. Utilizar el modo más adecuado en cada momento, representa un importante ahorro de energía y por tanto beneficia la autonomía.
5. Uso en ciudad
En este momento, la oferta de scooters eléctricos se limita a modelos equivalentes a 50 cc y a 125. Las rutas más allá de la ciudad no representan mecánicamente ningún problema pero son las que más rápido agotan las baterías y penalizan enormemente su duración.
Quién conduce un scooter eléctrico en este momento, lo hace con un uso estrictamente urbano en distancias cortas y medias.
6. Frenos regenerativos
Los modelos de motocicletas eléctricas equipan sistemas de frenada regenerativa.
Todos los scooter eléctricos montan frenos regenerativos que recargan un porcentaje de la batería cada vez que se frena. Aunque no es mucha la cantidad de energía que acumula, un uso inteligente de este sistema puede proporcionar esos minutos más de uso que pueden permitir llegar a un destino.
La vida operativa de sus baterías se mide en recargas, no en kilómetros ni en horas. Las baterías tienen una cantidad de recargas que una vez alcanzada, pierden parte de su fuerza. Esto suele permitir un uso intensivo durante como mínimo de tres años o cuatro años.