El mayor reto al que se enfrenta el sector de la automoción debido al fin del motor de combustión en 2035 es mejorar mejorar su autonomía y la nueva generación de baterías de estado sólido. Esta tecnología en baterías para automóviles eléctricos puede ser la clave para dar el impulso definitivo al coche eléctrico.
Los primeros coches eléctricos cargaban con enormes y pesadas baterías con excasa autonomía. En la actualidad, ambas penalizaciones se han reducido, pero las baterías aún limitan la tan deseada autonomía de los coches eléctricos. La falta de una red consistente de puntos de carga de coches eléctricos, hace aún que muchos usuarios no terminen de decidirse a la hora de adquirir un vehículo eléctrico. Inconveniente que se enfrenta a las numerosas ventajas numerosas ventajas que ofrecen los automóviles eléctricos.
Las baterías de cualquier dispositivo o transporte eléctrico funcionan por la transferencia de electrones que se produce mediante un líquido llamado electrolito. El problema de este tipo de baterías reside en que los diferentes ciclos de carga y descarga hacen que este líquido aumente su densidad, llegando incluso a transformarse en estado sólido.
Entonces, la bateria no ofrece el mismo rendimiento y termina agotándose. Es lo que ocurre cuándo a nivel doméstico olvidamos las pilas en un aparato eléctrico durante largo tiempo, saliéndose el electrolito en muchas ocasiones en un proceso que se denomina sulfatación.
Las baterías de estado sólido prescinden de electrolitos líquidos, y en su caso contienen un sólido. El material puede ser de muy diverso origen desde oro hasta cristal, pero el avance en este sentido sería bastante importante y tendría una recompensa directa en todos los ámbitos, pero especialmente en este momento de movilidad eléctrica, en el coche eléctrico. Marcas como Xiaomi ya se han puesto a trabajar en el desarrollo de su primer modelo.
¿Cuáles son las principales ventajas de las baterías de estado sólido?
La principal ventaja es que su mayor capacidad, podrían llegar a proporcionar 1000 Wh/litro, acumulando más energía y reduciendo su tamaño. De esta forma, las baterías de estado sólido de un coche eléctrico serán de menor tamaño e inferior peso que las actuales baterías de iones de litio. Esta reducción de peso del automóvil eléctrico lleva consigo un aumento de la autonomía y mayor resistencia al desgaste. Estas baterías de estado solido serán más económicas de fabricar y el precio se reduce hasta un 40 % y llegado el momento en el que las fábricas de baterías de estado sólido estén a pleno rendimiento, el ahorro podría llegar hasta un 70 %. Importante avance que impulsaría finalmente el objetivo marcado por la Unión Europea para 2035 y terminaría de generalizar el coche eléctrico como medio de movilidad eléctrica.
Son bastantes las empresa, sobre todo las de automoción eléctrica, las interesadas en desarrollarlas para poder implementarlas en sus vehículos eléctricos dando lo mejor de sí y consiguiendo una efectividad mayor, un aumento del rendimiento y de la autonomía por consiguiente.
Las baterías de estado sólido son el punto de inflexión necesario para que el coche eléctrico termine de implantarse eliminando el temor de los propietarios de los coches eléctricos de quedarse «tirados» en carretera.